El avance acelerado de la inteligencia artificial (IA) no es resultado de un solo descubrimiento, sino de la convergencia de tres grandes factores que han madurado al mismo tiempo:
Mayor capacidad de procesamiento:
Gracias a tecnologías como las GPUs modernas y la computación en la nube, hoy es posible entrenar modelos complejos en mucho menos tiempo, eliminando barreras técnicas que antes limitaban el uso de IA.
Modelos de nueva generación:
La arquitectura Transformer (como en los modelos GPT o BERT) ha permitido que la IA no solo entienda el lenguaje, sino que lo genere, analice y adapte con gran precisión. Esto ha dado paso a la IA generativa, con capacidades mucho más amplias y versátiles.
Disponibilidad masiva de datos:
Vivimos en una era donde generamos datos constantemente. Esa abundancia, junto con técnicas de análisis y acceso a bases de datos abiertas, permite entrenar modelos más potentes, personalizados y accesibles para más personas y organizaciones.
Además del aspecto técnico, hay un cambio cultural: la sociedad ahora espera herramientas inteligentes, adaptativas y que respondan en tiempo real. La IA no es solo una tecnología, es una nueva forma de interactuar con el mundo.