Este capítulo deja claro que la inteligencia artificial ha llegado a un punto de inflexión histórico, no solo por sus avances técnicos, sino por su integración profunda en nuestra cultura y economía.
Tres fuerzas clave han impulsado su crecimiento explosivo: la potencia de cómputo (liderada por NVIDIA), el desarrollo de modelos como los Transformers y la disponibilidad masiva de datos.
Ya no hablamos de IA como una promesa futura, sino como una infraestructura activa en salud, educación, industria y vida cotidiana.
El auge de la IA también refleja un cambio cultural: buscamos experiencias más inteligentes, personalizadas y humanas.
📌 La gran pregunta no es si usaremos IA, sino cómo la usaremos con responsabilidad y visión estratégica.
🌍 Entender estos impulsores es esencial para no solo adaptarnos, sino liderar un uso ético, transformador y humano de la inteligencia artificial.